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jueves, 1 de octubre de 2015

Día 2

   

















Misericordia

(María Elena Núñez)

Por las jumas de Juan
porque sus hijos van pidiendo pan
por los que no les dan.
Por la prostitución que es la perdición de nuestra calle
porque en el fondo soy también culpable, misericordia
Misericordia Señor
Misericordia, misericordia Señor.

Por el mendigo que está tras la verdad de una moneda
por la cruel sociedad que lo rodea
por la gente que está bajo la piel de los tugurios.
Porque los traten ya como hijos tuyos, misericordia...
Misericordia Señor
Misericordia, misericordia Señor.

Por la cantina que está vendiendo muerte en cada esquina
por la terrible frialdad con que asesina.
Por María y su amor que se entregó sin ser señora
por el fruto que va cargando ahora... misericordia...
Misericordia Señor
Misericordia, misericordia Señor.

Por la incrédula fe que cultivé en mi memoria.
Porque tú aceptes mi fe y yo tu gloria, misericordia.
Misericordia Señor
Misericordia, misericordia Señor.












Alguna vez escuché a un predicador afirmar que el evangelista Lucas no termina la fiesta del hijo pródigo para darnos a entender que la vida cristiana es una vida de fiesta.  La idea es hermosa pero romántica, pues aunque las fiestas son necesarias, no se puede vivir siempre en fiesta.  Yo prefiero ser más realista y reconocer que al día siguiente se acabó la fiesta y comenzó una nueva etapa en la vida familiar.
Aquella noche, el hijo menor no podía conciliar el sueño, aunque no ciertamente por haber comido tanta grasa del becerro.  Su hermano mayor sufría también insomnio, pero por diferentes motivos.  El menor acababa de regresar de ese viaje a las arenas movedizas del libertinaje, donde aprendió en carne propia lo efímero y volátil que son las riquezas, y cómo los falsos amigos se evaporan cuando se agotan los bienes materiales.  el dolor, la soledad y los fracasos le enseñaron que no tenía el destino en sus manos.  Valoró el trabajo en casa, pero sobre todo la nueva relación con el padre.  El silencio de la noche fue diluyendo su negro pasado con sus sufrimientos y humillaciones.  La lección fue dura, el precio alto, pero valió la pena.
El fino manto con bordados de Damasco le hizo reconocer que ya todo había cambiado.  El vestido representa siempre a la persona y su dignidad.  Ya no puede seguir viviendo como antes.  Así como de repente vino una gran crisis en aquel país lejano y su suerte cambió, ese día la rueda de la fortuna dio media vuelta sorpresivamente y ahora se encontraba en suave lecho con sábanas limpias.
La aurora iluminó sus sandalias, que le recordaban que había una nueva ruta por recorrer.  Ya no puede transitar por el camino con aquellas sandalias empolvadas por las decepciones y desencantos de la vida.  Ahora tiene nuevas sandalias y se abren nuevos derroteros.  El hijo menor ha crecido.  Ha llegado la hora de la responsabilidad.  Las últimas páginas de su calendario ya habían sido integradas a su existencia.
El amanecer le hizo ver que comenzaba un nuevo día.  Aquellas manos que antes recogían excremento de cerdos, ahora tienen un fino anillo con el emblema de la familia.  Esta argolla le recuerda que es hijo y, por tanto, heredero; pero antes de ser heredero de la viña, es heredero de su padre.  Debe heredar al padre; es decir, llegar a ser padre.  En el momento de aceptar el anillo, firmó el compromiso de ser como él.  Sigue siendo hijo, pero comienza el compromiso de llegar a ser misericordioso como el padre es misericordioso.  
La música ha callado.  Los bailes han desaparecido.  El novillo cebado es un simple recuerdo.  Ya han escaseado los vinos de la cava y la cocina está repleta de cacerolas y peroles que deben ser lavados cuidadosamente para quitar la grasa del becerro.
El reto más importante no es si va a trabajar a la viña, si no aquel anillo  con el emblema del padre que le compromete a heredarlo.  Está llamado a ser, vivir y amar misericordiosamente como el padre lo ha amado a él.  Su vocación es reproducir a su padre.  Lo que su padre hizo con él, él lo repetirá con los demás, especialmente con su insoportable hermano.
La fiesta no es la cumbre de la parábola, es solo el eslabón que capacita para enfrentar la vida con una nueva actitud.  Al callar los cantos y cesar los bailes, el hijo menor tiene un compromiso.  Comenzar a recorrer una nueva etapa: representar a su padre con corazón paterno y materno, con amor que no reprocha ni chantajea; que no humilla ni presume.  Ahora le corresponde al hijo comenzar a engordar otro becerro porque un día su hermano va a sufrir tanta soledad que reconocerá que ha de regresar a casa, donde lo están esperando.
El ideal cristiano en el evangelio de Mateo, es "sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto": Mt 5, 48.  Este evangelio no finca la perfección en el cumplimiento de la Ley de manera formal como lo hacían los Fariseos, sino gracias a una transformación interior que identifica nuestra voluntad con la voluntad divina.  Sin embargo. en la versión de San Lucas el modelo propuesto por Jesús es diverso: "Sed misericordiosos como vuestro Padre Celestial es misericordioso": Lc 6,36.  La perfección divina consiste en su misericordia, por tanto, nuestra perfección no es convertirnos y volver a la casa paterno, sino llegar a ser padres-madres misericordiosos que tiene las puertas abiertas para dar la acogida a sus hijos.
Misericordia etimológicamente es un concepto muy rico: miseri cor dare, dar el corazón al necesitado.  No se trata de compartir un sentimiento, sino lo más profundo, significado por el corazón.  Dios ama misericordiosamente porque da su amor cuando y como se necesita.





La misericordia tiene características muy concretas.   

Vale la pena conocerlas y analizarlas.  

Les invitamos a escudriñar la siguiente información, a la luz también del texto de Lucas 15, 11-32













Haz clic (AQUÍ) para llevarte a la página oficial del Jubileo de la Misericordia








Vamos a concluir esta Segunda Semana de Formación diciendo juntos la oración del Año Jubilar de la Misericordia









Muchísimas gracias por haber compartido con nosotros esta aventura digital de una "Iglesia en salida".  Esperamos que los encuentros vividos aquí te hayan sido de mucha utilidad. 

Pero ¿Y ahora qué?

Veamos que nos manda a decir el Padre Greivin


Así que 

¡A ESTAR ATENTOS!







2 comentarios:

  1. Excelente. Muchas gracias por permitirnos vivir estos encuentros de la II Semana de formación parroquial en forma virtual. Ha sido una experiencia hermosa. Bendiciones.

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